julio 23, 2011

Calle nuestra

Una extraña cascada nos recibió
juntando sus manos y mi sin razón
la calle era nuestra y no amaneció
hasta que su sueño se hizo silencio
y me abrazó.

El eco era en la habitación
espejo de palabras de más allá
el aire sereno en su respiración
refresco preciso a mi inspiración
tranquilidad.

Las nubes previstas no fueron más
que nubes sin agua y sin maldad
la calle fue nuestra pero amaneció
con mis ojos abiertos en silencio
y con su respiración.

1 comentario:

no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo