agosto 12, 2011

Burbuja

Redonda y flexible, vívida y lívida, caparazón transparente que muestra todo enfrente y detrás. Pero coraza implacable que impide ver hacia dentro. A ella empaña con sus suspiros, en ella al resguardo del cielo, sus sueños. Paredes en arco, convexa guarida que atrapa el tiempo en rededor y el aire, además.

Cuando grita la cápsula retiene y el eco retumba, ensordecedor. Cuando llora se forma el charco y se evapora hasta tocar el límite superior, donde condensa y vuelve a llover, llorar.
La luz se deshace en sus haces, sin formar arco iris ni caleidoscopios.

Si camina el geoide avanza, si llega hasta el fin se da vuelta y avanza, de nuevo.
Fuera de esa prisión está todo. Y adentro, también.

1 comentario:

no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo