noviembre 20, 2011

Cábala

Repentinamente cayeron y no pude apartarme y así evitar empaparme de ellas. Son las 2 de la mañana y todos los minutos, con sus segundos a cuestas. Dibujé con una pluma imaginaria un círculo en el cielo para meterme dentro y salir por el otro lado y era una burbuja, no de jabón sino de infinito. Dos rectas que se cruzan me limitan y despierto me siento a resolver este imprevisto enigma.
Me decido por esperar, esperar que las cosas sucedan favorablemente. Si, por qué no, si todo es bello, somos. El camino hasta ahora ha sido dudar en el destino, ese malvado. Y el se está portando bien...

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