febrero 08, 2012

Peras sangrando...

No he tomado la muerte, nunca más allá que como un hecho que pasa, que nos traspasa, que nos hace llorar y que la tristeza envuelve pero que abandona con el tiempo, dejando los recuerdos con sus sinsabores y con todo lo demás también.
Cada cual tiene su forma de enfrentarlo y yo he soñado, he soñado para disipar el dolor de la pérdida. He soñado y me he sentido aliviado, liberado. He soñado con palabras que se pronuncian desde el más allá y hasta abrazos que se sienten del más acá.
He encontrado refugio en una canción que escribí y en otras que no, pero que escuché hasta el cansancio reteniendo sus letras y sacando algo así como una idea central, frase central, principal que no tiene por qué ser el estribillo, pero que cantaré hasta el fin del dolor o del recuerdo apesadumbrado. No le doy a la muerte mayor trascendencia, solo cuando alguien necesita ser acompañado. En la muerte me gusta estar solo, digerirlo, asumirlo, enfrentarlo y sobre todo dejarlo atrás, atrás de los bellos recuerdos y del gran legado.
Hay muertes que nos involucran, nos son cercanas y cada tanto se muere alguien que no es de los nuestros pero nos es familiar y que nos deja cosas que nunca morirán, ni siquiera con nosotros, aún si acaso no brillara el sol.

1950-2012

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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo