Me había acostumbrado a no recordar lo que es llorar, es una cascada de agua, que deja sal en las mejillas y en los pómulos... y no sé si sé los motivos... veo una habitación en penumbras, creo que adivino las formas en la pared, en el techo y en el suelo... tengo calor y siento la sal en mis labios... y el agua caer... me acostumbré a olvidarme que esto es llorar... un poco de sal con y sin por qué.
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no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo