diciembre 26, 2012

Felicidad

Intenté muchas veces descubrir las palabras para explicarte de qué se trata... tomé el camino corto y te la presenté en imágenes.. "son solo fotos" dijiste... quise insistir, insistiendo, insistente con que adentro de esas fotos estaba presente y en tu boca y en tus ojos, y hasta en los míos que tan poco lo demuestran. Pero fuiste inflexible.

Entonces traté de hacértela escuchar, que entrara por tus oídos e invadiera tu cuerpo, pero mi voz no lo logra, ni mi música o eso que hago. Entonces cargué de canciones mi ametralladora y disparé tantas veces como pude. Pero mi puntería es endeble, lo sabemos o vos te convertís en el ser más ágil y escurridizo del mundo... después cuando las balas canciones están en el suelo, las recoges con disimulo y las guardas por ahí. Alguna vez te pedí que escuches el silencio, que ya había eliminado cuando te dije que escuches el silencio.

Quise explicar mi postura, desde el olfato, con aromas, con fragancias, con perfumes... con el olor del momento y el lugar, describiéndolo, describiéndote, describiéndonos... pero a veces hace frío y estamos resfriados y se nos tapa la nariz... o llega la comida o fumamos.

Busqué como alternativa descifrarla en el sabor pero solo la sentí en mi boca, cada vez...

Entonces quedaba el tacto y la temperatura, la humedad... pero tuvimos mucho frío y mucho calor y tiritamos y nos agobiamos incansablemente...

Creí que ya no iba a poder explicarte de qué se trata y entonces me senté a hacer memoria y la encontré en todos lados y en todos los momentos... en el cable enrulado de un teléfono de hace 10 años, en la pantalla titilante de uno de ahora, sin cables, sin excusas... en el mensaje escrito en un papel anunciando que había un llamado que me perdí, en la voz del otro lado, inconfundible aún la primera vez que la escuché...
Está en el día que te escuché cantar por primera vez, en silencio, sonriendo cómplice con tu descuido...
Está en el talón del pasaje que corta el chofer, en la película que dan en el micro y nunca vi, en las toneladas de asfalto que no hacen falta entremedio... en el pasto alrededor, en todos los carteles verdes con nombres que leeré hasta el fin... en dos avenidas que se cruzaron y creo que se siguen cruzando, en un tren de día y de noche, en un parque que ya no es parque, o plaza qué se yo...

Está en una calle encirculada que nunca termina y en una noche que vamos y venimos... está en un poco de todo, en una botella verde, fría, entre dos vasos que es el escudo de la bandera de ella. La felicidad.

1 comentario:

no le pidas peras al olmo no le pidas peras al olmo