marzo 14, 2013

Frágil

Era como esas noches de narices frías que se tocan con los ojos cerrados, con los abrazos de brazos en sacos de paño y vidrios empañados y los guantes haciendo círculos frenéticos de forma de crear una ventana en la ventana, sin romper el cristal.
La espera desde el primer momento en las llegadas, la espera hasta el último segundo en las partidas. El tiempo que se estira con el riesgo de convertirse en un nunca jamás, ese riesgo absurdo y la ingenua ilusión de convertirse en un instante, en un pequeño salto para el corazón.
Una incierta distancia en los latidos y dos formas diferentes de dormir... dar vueltas en la cama y no cerrar los ojos o cerrar los ojos y sonreír, respirando brevemente en lo que llamamos suspiros. Suspiros trayendo a la memoria esas noches de narices frías que se tocan con los ojos cerrados entre abrazos de brazos en sacos de paño luego de vidrios empañados resueltos por guantes haciendo círculos frenéticos creando una ventana en la ventana sin romper el cristal... frágil.
Fragil como la espera, como los suspiros, como la distancia, como los sueños, como las sonrisas, como la memoria, como el amor.

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