mayo 20, 2013

Primavera

Era una tarde primaveral de alergias en las narices y mangas cortas en los brazos. Un rayo de sol cortaba el cielo en dos y nuestros ojos entrecerrados lo veían, lo miraban, lo recibían, lo miraban. 
En el medio de un camino de hormigas mi pie derecho y mi pie izquierdo sobre mi rodilla. Sobre mis manos mi cabeza, sobre mi cabeza las nubes. Mis ojos fijos por todas las horas que nunca se quedan quietas.

Cuando la tarde se va y entonces la noche está cerca las sombras desabrigan este lugar. Entonces nos paramos para volver. Yo miro al costado y veo que está tu sombra, y tus brazos tan desiertos. Y tanto frío queriendo abrazarte.

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