enero 28, 2014

Una canción (o no)

Yo te vi caer desde el cielo a mis brazos, una cortina de ceniza no alcanzó para evitar el reflejo de atraparte. Esa vez algo crujió en mis manos yo no era capaz de sostener el peso de tu razón ni vos de sostener la mirada mano a mano mientras corría el reloj.
Cuando me paré y vi la sangre en tus labios recordé que para callar tuviste que morder tan fuerte hasta quedarte sin voz... y en esta sordera imposible recordé un cantante en un parque, yo era muy chico y no tenía nada que perder... 

Y fue creer que lo imposible estaba tras el arco iris y no ahí... y lo que empezó fue que murieron los sueños, un poco fue el imsomnio y otro poco las ganas de no soñar... y mirando por esa ventana de marco rojo canté, canté, canté... y el reflejo de mi cara en el vidrio me convenció de que eso que salía de mis manos era una canción (y tras de ella otra canción y otra canción).

Cuando metí todo ese en el sobre estaba lleno de vida, cuando me quise dar cuenta ya no había aire, yo ya estaba mudo y vos no escuchabas, nunca más.

Me quedaron tres palabras que siempre pronuncio, las guardé entre las cuerdas, tal vez algún día sean una canción... (o no).

enero 14, 2014

Debut

Y entonces te invité a mirar la luna, llena en tu ventana, llena en mi terraza. Ya el amor crecía cuesta abajo en esa colina donde vos me veías desde arriba y yo te esperaba ahi abajo. Antes vimos el lago y los patos y después también...
En la presunción eterna que no podíamos cruzarnos, dábamos la vuelta a la esquina y apenas nos reconocíamos, porque teníamos prisa, vergüenza, dudas, problemas y un trabajo que cumplir... Quisimos unir tus imágenes y mis palabras, para crear una historia que quisieran los niños y terminamos uniéndo tus miradas y mis voces, tus risas y mis chistes... creando una historia que quieren los niños, que somos, que fuimos, que seremos... mientras todo esto pasa, mientras esta luna estamos mirando.

enero 05, 2014

Nada más

Eran una suerte de cordura latente o locura irresuelta. Uno lloraba en sueños y el otro soñaba en llantos. Abandonaban contínuamente la imagen del otro como alternativa equilibrada entre la razón que mata y la pasión que enfría, o viceversa.
Cuando uno de los dos ya estaba en camino, el otro miraba para atrás y cuando este se daba vuelta el otro ya había doblado la esquina.
Víctimas de las décadas y los estereotipos descubrieron que nunca habían querido a nadie, que nunca habían dejado de querer a nadie y que en realidad no existía nada entre ellos, solo minutos eternos de sonrisas, de llanto, de sueños y de cordura irresuelta y locura latente... nada más que todo eso.