diciembre 27, 2010

Coincidencias

Había encontrado una coincidencia que suponía innegable. Era la cuarta esa semana. O la quinta. Me senté a escribir lo que eso significaba y agarré un camino que no terminaba sino que seguía. Infinito como una recta, interminable como la espera. Fui dándole más significado a esa última coincidencia, o a las cinco.
Llegó un momento en que todas las coincidencias eran la realidad y la realidad algo que coincidía con ellas.

Eran lugares, eran nombres, eran apodos, eran palabras, eran sucesos, eran canciones nuevas, eran canciones viejas, eran las novelas de escritores de acá y de allá, en el espacio y en el tiempo, algunos poemas y algunos cuentos cortos. Además, los cuentos largos. Y los lugares de nacimiento y los números: la temperatura, las fechas, la hora (si la vemos de 0 a 12 AM y PM, claro). Eran las radios y los diarios, era el espejo.

Eran esos papeles guardados y lo guardado que no eran papeles. Todo coincidía. Con la locura.

diciembre 02, 2010

Onírica

Nos conocimos en un sueño que soñamos los dos...
bastó con que uno despertara para no vernos nunca más.