agosto 28, 2012

Un traidor

Fue, tal vez, cuando dejé de lado lo que había planeado y decidí quedarme un rato más por quedarme. O, quizás, cuando guardé todo adentro del cajón y salí corriendo por esa gran avenida. Sin embargo, a veces pienso que fue cuando crucé esa plaza y me senté en un banco. Luego alguien sugirió que fué cuando no cerré los ojos a tiempo y bostecé el resto de mi vida. No faltó quien diga que fue cuando cambié las horas de la mañana por la madrugada solitaria... Alguien dijo una vez que todo se dió en el camino de ida, pero que podía ser en el de vuelta...
Hice una lista larga de las traiciones mas traicioneras de mi vida... y creo que la única gran traición que he cometido fue querer hacerme creer que no estaba bien lo que sentía, que era mejor dejarlo morir y hacer lo que era correcto...
Nunca fui más grande traidor...

agosto 22, 2012

Sueños que se reencuentran

Una extraña variante en el trayecto: el que siempre iba estaba volviendo, la que siempre viajaba en las alturas ahora veía el camino ahí nomás, cosas nuevas a la vista, las voces de siempre... y, claro, el perfume.
La rígidez de las últimas veces estaba en ambos, un desafío pronto a vencer, tanta gente alrededor y vos un rato en mi mundo... el más relajado de mis mundos, el espontáneo... rodeados de todos, de esos y de los otros. Un largo camino y una rápida partida.
La oscuridad parece un aliado, no hay nada que ver adelante solo el horizonte constante, alguna que otra luz y la obligación de vencer al cansancio, no dormir.
Una frase se suelta hacia ahí, otra viene hacia acá... estamos charlando acerca de una pesadilla, estamos hablando de cosas nuevas, viejas, tuyas, mías, de los dos, de ninguno. Estamos hablando. Se está pareciendo a algo familiar y tan querido. Yo ya no te pregunto tanto, no hace falta: vos ya me contás... poco a poco se aflojan las cosas y empezás a ver cosas que no habías visto antes en este lugar...
Hacés un comentario sobre la ciudad y a mi me extraña, pregunto de dónde sacaste eso. Decís que te lo dije yo y te dejo mentir... no tiene importancia, hoy no, hice un pacto conmigo mismo. Si parece que cambié me propongo parecerme a mi mejor versión...

Cuando llega el amanecer al otro día, toda la lluvia se fue, se escuchan pájaros y tu respiración dormilona. Yo no estoy inquieto, otra vez el pacto...
Cuando finalmente estamos de pie, sentados frente a frente, ya parecemos ser nosotros... un parque lo va a confirmar, unas cuantas sonrisas también, tus ojos brillan como antes, yo sonrío como siempre (con vos) y el tiempo pasa tranquilo, sin apuro, con el descanso en nuestros seres, reencontrandonos en un abrazo, con un abrazo, por un abrazo... vos necesitabas uno, yo te di cien... me guardo un poco de vos en el pecho, para los días que vengan... recordando este día en el que me reencontré con el sueño que me hace feliz... y en que intentamos curar un poco las marcas de tu pesadilla...

agosto 08, 2012

Sueños de un escritor aficionado

No es sencillo este oficio de escritor aficionado, adquirido por la emergencia de las cosas por decir, inesperadas y a borbotones, obtenidas sobretodo de madrugada casi siempre de los desvelos. No es sencillo darse cuenta que es difícil decir lo que se quiere y que se entienda. De alguna manera y en algun momento y lugar, me olvidé de hablar, y en la búsqueda de palabras me refugié en ésta bitácora en donde las frases quedan a la espera pero nunca desesperan.

En algunos momentos de incontenible gravedad, preferentemente tristes, innegablemente tuyos, aparentemente nuestros, insuficientes pero optimistas, me digo a mi mismo que es el momento de escribir algo que pueda servir de algo, a los dos, a mi... o al menos a vos... Y entonces entiendo que no es sencillo el oficio de escritor aficionado, adquirido. No se puede ser intencional en estos casos y solo queda sentarse a esperar, y ahora sí desesperar, para que surja algo que merezca las horas, la tinta. Algo que haga juego con tus ganas, que son de siempre, incondicionalmente compañeras y que son más ciertas que nuestras mañanas y que nuestras caricias...

No es sencillo el oficio de escritor aficionado, adquirido, soñador... ese que escribe con el corazón y que a veces te roba una sonrisa... y que cuando te sonríe intenta robar tu corazón... para siempre, esta vez.